Las organizaciones están buscando oportunidades para innovar sus operaciones y replantearse sus modelos de negocio, ya que la pandemia del Covid-19 ha provocado no sólo una crisis humanitaria mundial, sino también una crisis de la cadena de suministro.
El Foro Económico Mundial afirma que la magnitud de esta crisis sin precedentes aún no se ha percibido ni manifestado plenamente. Algunas de las consecuencias para los fabricantes y las empresas de todo el mundo son la escasez de suministros, el aumento de los precios, los retrasos en la entrega y el daño a la reputación de las marcas.
Un informe reciente sugiere que esta crisis de la cadena de suministro puede atribuirse a la falta de cartografía y flexibilidad en torno a las múltiples capas de las cadenas de suministro mundiales y a la falta de diversificación en las estrategias de abastecimiento. Aunque las empresas no pueden predecir cuándo puede producirse una crisis de salud pública, la aplicación de estrategias de gestión de riesgos en la cadena de suministro y la adopción de tecnología han demostrado ser vitales cuando se produce una perturbación.
Gestión de riesgos y estrategias de continuidad de la actividad
Lo que ha quedado claro es que algunas empresas han sido mejores que otras a la hora de mitigar el impacto de estas perturbaciones. La clave de su éxito ha estado en la preparación. Al desarrollar y aplicar estrategias de gestión de riesgos en la cadena de suministro y de continuidad de la actividad, estas empresas pudieron diversificar sus cadenas de suministro desde una perspectiva geográfica, para reducir los riesgos de suministro de cualquier país o región.
La gestión de riesgos de la cadena de suministro implica elementos de inteligencia humana, así como de recopilación y organización de datos. De este modo, las empresas pueden hacerse una idea clara de la estructura fundamental de la cadena de suministro, así como de los contactos clave, los proveedores y las partes interesadas.
Esto se ha convertido en algo esencial para todas las empresas y es probable que siga siendo una prioridad máxima después de que la amenaza inmediata del COVID-19 empiece a remitir. Con la incertidumbre en torno a las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y las negociaciones del Brexit, una estrategia bien pensada ofrece a las empresas la oportunidad de evaluar la mejor manera de responder a futuras perturbaciones.
Incorporar la tecnología y la digitalización de la cadena de suministro
Lo que la pandemia de Covid-19 ha puesto de relieve es la necesidad de las tecnologías de la Industria 4.0 en los sectores manufactureros para permitir sistemas de producción y cadenas de suministro ágiles y flexibles. Gracias a los avances en áreas como la analítica, la computación en la nube y los dispositivos del Internet de las Cosas (IoT), las organizaciones pueden elaborar estrategias y ser más resistentes a futuras perturbaciones mediante la digitalización de su cadena de suministro.
La tecnología diseñada para los fabricantes, como los sistemas ERP, proporciona a las organizaciones una mejor visibilidad de los proveedores locales fiables y de sus cadenas de suministro. El uso de sistemas empresariales automatizados favorece una gestión eficaz de los cambios en las políticas de adquisición y abastecimiento, una mejor distribución y una mejor toma de decisiones basada en datos pertinentes y precisos en tiempo real.
Al acceder y transmitir información, perspectivas y tendencias en tiempo real a través del ERP, las empresas pueden actuar de forma instantánea y decisiva, lo que contribuye a aumentar la capacidad de respuesta, los plazos de entrega y la productividad general. Esta agilidad operativa mejorada permite a las empresas pivotar más rápidamente y sin problemas durante las interrupciones. En tiempos de interrupción, no se puede subestimar el poder y los beneficios de un sistema ERP totalmente integrado.
El futuro de las cadenas de suministro
A lo largo de los años, las cadenas de suministro se han centrado predominantemente en minimizar costes, reducir inventarios y aumentar la utilización de activos. Aunque estos factores han hecho a las organizaciones más competitivas en el mercado, han eliminado los amortiguadores y la flexibilidad para absorber interrupciones y retrasos.
El COVID-19 ha puesto de manifiesto la interconexión de la cadena de suministro mundial, pero también los riesgos asociados a un modelo de fabricación diversificado en relación con bienes esenciales para salvar vidas, como los productos farmacéuticos, los medicamentos y el instrumental médico. La pandemia de COVID-19 ha ilustrado muchos de los puntos débiles de depender de proveedores mundiales más baratos y ha demostrado que unas cadenas de suministro diversificadas y regionalizadas protegerían mejor contra las perturbaciones mundiales en el futuro.
Siempre existirá la necesidad de fabricar y transportar a escala mundial determinados bienes y materias primas. Para muchos países africanos, la mayor parte de su comercio sigue siendo con socios mundiales, lo que no es probable que cambie a corto plazo.
La Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA), cuya implantación está prevista para 2021, podría dar lugar a la expansión del comercio intraafricano, aumentar la interconexión dentro del continente y limitar la dependencia de socios globales. Para crear cadenas de suministro localizadas sería necesario replantearse por completo el modelo empresarial preferido de utilizar proveedores de bajo coste.
Sin embargo, las cadenas de suministro localizadas en industrias esenciales como los equipos médicos, los productos farmacéuticos y los equipos de protección personal podrían proporcionar seguridad a los gobiernos y a los fabricantes locales.
Al acelerar el comercio intrarregional centrándose en los productos más necesitados durante la crisis sanitaria, los países africanos podrían empezar a crear cadenas de valor regionales para avanzar en la industrialización y mejorar las infraestructuras.
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